Mientras Guanajuato enfrenta una de las peores crisis de violencia y desigualdad del país, el exgobernador Diego Sinhue Rodríguez Vallejo se instaló cómodamente en una mansión de casi 1 millón de dólares en The Woodlands, una de las zonas más exclusivas de Texas. ¿El detalle? La propiedad no está a su nombre.
La residencia fue adquirida en marzo de 2025 a través de una empresa llamada DAI LLC, registrada en Colorado, y no aparece en ninguna de las declaraciones patrimoniales del exmandatario. ¿Quién figura legalmente como responsable? Daniel Esquenazi Beraha, un arquitecto mexicano con vínculos con Seguritech, empresa que recibió contratos millonarios del gobierno de Guanajuato durante el sexenio de Sinhue.
Diego Sinhue y su esposa en Texas. Fotos compartidas por la pareja en sus redes sociales.

La operación huele a lo que parece ser: un esquema de prestanombres para esconder patrimonio. No es casualidad que, semanas después de la compra, la esposa e hija del exgobernador empezaran a publicar fotos desde la casa, confirmando que la familia la habita. Tampoco es casual que la hipoteca, cercana al millón de dólares, haya sido solicitada bajo el concepto de «segunda vivienda»—no como inversión ni como residencia de alguien más.
¿Puede un exfuncionario público justificar un estilo de vida de este nivel? ¿O estamos frente a un caso más de enriquecimiento oculto, uso de testaferros y triangulación de recursos públicos?
Este no es solo un tema inmobiliario. Es el síntoma de un sistema político donde el poder se ejerce sin transparencia, donde el lujo se camufla detrás de razones sociales, y donde la rendición de cuentas sigue siendo una promesa vacía.
Guanajuato sigue en crisis. Pero su exgobernador vive como millonario en Texas.
Imágenes usadas para publicitar la venta de la casa en el portal inmobiliario har.com. Imagen de la fachada: POPLab.





